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La Hidratación

on Sábado, 04 Mayo 2013. Posted in Nutrición

Quizás no todos saben que nuestro organismo está formado principalmente por agua y que por lo tanto ésta es de vital importancia. Las pérdidas masivas de líquidos pueden ser, en determinadas ocasiones, no sólo nocivas sino incluso mortales, por ello es fundamental reintegrarlos de forma continua y en cantidad suficiente. Cuando el balance hídrico es deficitario en nuestro cuerpo se activa la sensación de sed, mecanismo regulado por centros nerviosos específicos, que es importante no ignorar: es fundamental saber que la aparición del estímulo de la sed indica un estado de hipohidratación.

Aunque es cierto que lo dicho es una regla universal, en quienes practican deporte su importancia es aún mayor puesto que la pérdida de líquidos durante la actividad física es mucho más intensa: Una pérdida corporal de líquidos de tan sólo el 2% del peso corporal influye inexorablemente en los "rendimientos" deportivos. Pero veamos porqué.

La cantidad de líquidos necesarios durante el desarrollo de una actividad deportiva específica depende del tipo de deporte (de resistencia o potencia), del tipo de clima en el que se entrena o de la competición. La energía química liberada por la actividad física se transforma en calor; por lo tanto, el mecanismo de dispersión del calor, así como la sed, es fundamental en los deportistas, porque gracias a él la temperatura aumenta tan sólo 2 ó 3 grados como máximo. Las herramientas principales para la dispersión del calor son el sudor y la evaporación del sudor. Tras la deshidratación o pérdida corporal de agua causada por el proceso de transpiración durante el ejercicio físico, es necesario rehidratar inmediatamente el cuerpo mediante la ingesta de líquidos: ello, además de restablecer el equilibrio hidrosalino, es una forma para recuperarse del esfuerzo y favorece la eliminación del calor producido. Por esta razón, en los deportes de resistencia como las carreras, el ciclismo y el maratón es oportuno beber frecuentemente pequeñas cantidades de agua a intervalos regulares para prevenir la sed.

Un individuo en reposo consume una media de 1,5 a 2,5 litros de agua al día. Durante el entrenamiento, se aconseja beber un suplemento diario de agua de 1,5 litros, empezando 1 ó 2 horas antes de realizar actividad física y sucesivamente a intervalos más o menos regulares durante el ejercicio. Tras el esfuerzo se aconseja ingerir una cantidad de líquidos equivalente al peso corporal perdido durante la actividad física.

¿Cómo reintegrar las pérdidas de líquidos y sales minerales?

Agua o bebidas isotónicas:

  • Sin gas
  • Antes y durante la actividad (hidratación constante)
  • Frescas pero no frías (provocan vasoconstricción gástrica con aumento de la temperatura, lo que provoca una transpiración intensa, es decir, pérdida de líquidos)
  • Mezclados con glúcidos: aumentan la absorción de agua y reintegran las reservas perdidas.
  • Fruta
  • Verdura
  • Integradores salinos

Saber elegir el agua es muy importante, aunque ello parezca irrelevante la verdad es que no lo es. Por lo tanto, es útil respetar algunas reglas fundamentales que nos pueden ayudar a elegir con conocimiento:

1) aprenda a leer bien la etiqueta del envase y beba aguas oligominerales y mediominerales durante las comidas;

2) evite aguas con un contenido de anhídrido carbónico excesivo, aunque son más refrescantes provocan mayor acidez;

3) lea atentamente los valores de residuo fijo, nitratos, sodio, flúor y sulfatos: las concentraciones elevadas de estas sustancias pueden ser contraindicadas;

4) controle la integridad del envase y la fecha de caducidad: aunque es un producto imperecedero, el agua en envases de plástico debe consumirse antes de 5 ó 6 meses, el agua en botellas de cristal, antes de un año;

5) esté atento al precio, el agua más cara no tiene porqué ser la mejor

Pautas para una nutrición sana

on Sábado, 04 Mayo 2013. Posted in Nutrición

El mejor entrenamiento es aquel que permite alcanzar el máximo rendimiento físico con un desgaste mínimo de los recursos del organismo. Para que ello sea posible, es necesario que el cuerpo esté bien alimentado; esto le permitirá colaborar al máximo sin llegar al agotamiento fisiológico.

Para lograr rendimientos satisfactorios es fundamental que la alimentación sea no sólo correcta desde el punto de vista nutricional, sino también funcional y específica para el tipo de actividad desarrollada y de esfuerzo soportado. A cada motor.su combustible.

No existe la receta mágica válida para todos, la dieta ideal de un deportista debe satisfacer el paladar garantizando al mismo tiempo una completa variedad de nutrientes y un aporte adecuado de líquidos, pero algunos alimentos responden mejor que otros a las necesidades específicas:

  • Una dieta equilibrada para un atleta debe incluir un 60% de carbohidratos, preferiblemente complejos (la fuente principal de energía de los músculos son los carbohidratos que además se deberán asimilar de forma gradual, para poder soportar esfuerzos durante periodos de tiempo prolongados). Son ideales los cereales, mejor aún integrales, los almidones y las legumbres.
  • Sí a las proteínas derivadas de carnes blancas, pescado, huevos, leche y sus derivados, necesarias para evitar el consumo de las sustancias que constituyen los tejidos musculares.
  • También las grasas son fundamentales (mejor las de origen vegetal) porque producen la energía necesaria para hacer frente a las fases finales de los esfuerzos prolongados que requieren resistencia; se recomiendan los cacahuetes, las almendras, las nueces, el aceite de oliva y de soja.
  • Asimismo, son útiles las bebidas isotónicas que rehidratan y aportan minerales y vitaminas.
  • Vía libre a la fruta y la verdura, fuentes naturales de vitaminas, sales minerales y fibras; mucho mejor si se consumen crudas y frescas para no perder las sustancias nutritivas.
  • Preferir siempre alimentos ligeros, fáciles de digerir y asimilar.

Por el contrario, es mejor limitar el consumo de:

  • alimentos en conserva
  • alcohol
  • alimentos refinados
  • salsas muy elaboradas
  • bebidas con azúcar y gas
  • dulces con alto contenido de grasas y azúcar
  • té y café en gran cantidad
  • azúcar, fructosa

Para obtener los mejores rendimientos, lo ideal sería realizar 5 comidas al día, 2 de ellas ligeras, planificándolas en función del momento del día y de la duración y la intensidad de la actividad física programada.

El régimen alimenticio se debe adaptar gradualmente a las nuevas necesidades nutricionales y las cantidades se deben regular en función del gasto energético diario que depende no sólo de la actividad desarrollada, sino también del metabolismo basal, de la rutina cotidiana, del sexo y, a menudo, del nivel de estrés.

Antes de entrenar es oportuno dejar pasar una hora desde el desayuno y al menos dos o tres después de las comidas principales; una vez terminado el entrenamiento se aconseja esperar una hora antes de ingerir alimentos.

Seguir sistemáticamente estos consejos puede aportar dos ventajas:

1) Mejorar la capacidad física y la habilidad técnica del atleta

2) Adquirir hábitos correctos ventajosos a lo largo del tiempo