¿Cuántas sesiones semanales debo hacer?

on Sábado, 04 Mayo 2013. Posted in Personal Training

La respuesta depende del tipo de actividad desarrollada durante el entrenamiento y sus finalidades. Si la sesión implica un trabajo intenso y prolongado, cuya finalidad principal es mejorar algunas cualidades (por ejemplo, la fuerza o la resistencia), el organismo necesita un discreto tiempo de recuperación para dedicarse a las actividades de construcción de nuevas estructuras (enzimas, mitocondrios, fibras musculares, etc.) y, en el caso de sesiones particularmente agotadoras, para reconstruir las reservas de energía.

TIEMPOS MÍNIMOS DE RECUPERACIÓN

Aunque cada característica estimulada necesita un tiempo de recuperación diferente, en general, para un sujeto con régimen de entrenamiento de intensidad normal el intervalo entre dos días es suficiente; cuando se inicia una actividad, es aconsejable descansar un día entero entre los entrenamientos durante al menos dos o tres meses. En aquellos entrenamientos que sobrecargan y provocan el estrés de las estructuras articulares, musculares y tendinosas es preferible, en especial en edad avanzada y en los sujetos menos activos, respetar al menos uno o dos días de reposo entre dos entrenamientos sucesivos. En este caso, el organismo debe reforzar dichas estructuras para evitar lesiones.

TIEMPO MÁXIMO ENTRE LAS SESIONES

Por el contrario, prolongar en exceso el reposo entre una sesión y otra puede anular completamente el efecto positivo de la primera. De hecho, cuando el organismo completa el proceso de mejora de las cualidades estimuladas (aumento de fuerza, resistencia, etc.), mantiene el efecto positivo sólo si se confirma la necesidad con una cierta frecuencia; de lo contrario, lo pierde porque para conservarlo se requiere mucha energía. Claramente el tiempo máximo que debe transcurrir entre dos sesiones cambia en función del tipo de cualidad objeto de las sesiones y, generalmente, un intervalo de cuatro días se puede considerar excesivo en la mayoría de los sujetos.

PÉRDIDA DE PESO Y TRASTORNOS METABÓLICOS

El discurso cambia para quienes sufren sobrepeso o trastornos metabólicos como, por ejemplo, la diabetes: en estos casos la actividad física cotidiana ha de ser prácticamente una obligación. Cuando el objetivo es la "pérdida de peso" hay que tener en cuenta que, al aumentar la actividad, el organismo se regula desde un punto de vista hormonal para aumentar el aporte calórico incrementando el apetito o la capacidad de asimilar los alimentos y en pocos días pone a punto un nuevo nivel estable para equilibrar el aporte y el gasto calórico. Si no se sigue un régimen alimenticio bajo en calorías, el aporte calórico estará equilibrado sólo cuando se realiza ejercicio; puesto que en los días de inactividad será superior al gasto debido a que se tiende a comer más.

La tendencia a engordar durante los días de reposo entre las sesiones aumenta, aunque se realice ejercicio con regularidad. Por este motivo es indispensable realizar actividad física todos los días; en otras cosas, porque cuando se persigue este objetivo no es necesario mantener niveles de intensidad altos. Por último, en los sujetos diabéticos el ejercicio comporta la alteración positiva de los niveles hormonales y la necesidad de adaptar los fármacos a la nueva condición. El sujeto puede controlar con facilidad esta situación si el horario, la duración y la intensidad de la actividad física son siempre los mismos; si por el contrario se alternan los días de actividad y reposo, así como el horario o el tipo de ejercicio, podrán surgir problemas a la hora de adaptar la toma de fármacos reguladores.

 

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